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3 recomendaciones para tratar la piel con rosácea

¿Sufres de rosácea en la piel del rostro? Conoce junto a nosotros los cuidados que debes seguir para recuperar la salud de tu piel y mantenerla en buen estado. Todo esto teniendo en cuenta que los tres elementos principales que debes tener en cuenta son: la limpieza, la hidratación y la protección.

En primer lugar es importante definir la rosácea como una enfermedad crónica que no tiene cura y afecta a 400 millones de personas en el mundo entero. Sus síntomas más comunes son la inflamación, el enrojecimiento, los abultamientos o el salpullido, algunos vasos sanguíneos se vuelven visibles y pueden llegar a generar acné. La persona también puede experimentar ardor, picor y sensibilidad en el área.

No se conoce su causa y no existe una cura definitiva, pero sí tratamientos que pueden ayudar a disminuir las molestias de sus síntomas. Suele afectar mayormente a mujeres de piel clara y requiere el seguimiento de un dermatólogo. Una vez diagnosticado debes seguir la medicación recomendada por el especialista, pero sumado a eso te recomendamos poner en práctica los siguientes consejos:

  1. Limpieza: Mantén tu rostro lo más limpio posible, puesto que la acumulación de grasa puede empeorar el abultamiento. No obstante, asegúrate de usar limpiadores para piel sensible o con rosácea. Artículos como el agua micelar o las aguas termales te ayudarán a aliviar cualquier malestar. Seca siempre con toalla de algodón.
  2. Hidratación: Usa cremas formuladas para este tipo de pieles, puesto que de lo contrario pueden llegar a empeorar tu condición. Hidrata a profundidad, con eso podrás contrarrestar la irritación o resequedad de tu piel. También es recomendable buscar productos que refuercen tu barrera de protección natural.
  3. Protégete del sol: Por último, pero no menos importante es indispensable usar bloqueador solar para evitar que la irritación y el enrojecimiento empeoren. No importa que esté nublado o sea invierno, es obligatorio que uses una protección adicional para que tu piel no esté tan sensible ante los agentes externos.

Cualquier alteración o cambio repentino acude a tu dermatólogo.

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